Sacramento Roca, la mujer de 36 años asesinada este viernes por su expareja mientras trabajaba en una tienda de muebles en Palma, presentó hace cinco días una denuncia en la Jefatura de la Policía Nacional en la que apuntaba a su expareja, el vigilante de seguridad de 45 años Rafael Pantoja, como la persona que estaba detrás de los pinchazos en las ruedas de su coche y de varios carteles colgados por las calles de la capital en los que se ofrecía sexo con su número de teléfono. La pareja había roto la relación a principios del pasado octubre, pero el hombre se había negado a aceptar los hechos y, según fuentes de la investigación, se había presentado en varias ocasiones en el puesto de trabajo de Sacramento para intentar convencerla de retomar la relación.
El asesinato se produjo el viernes pasadas la cinco de la tarde, cuando la víctima se encontraba trabajando en una conocida tienda de muebles de Palm desde hacía quince años. Su expareja, un vigilante de seguridad muy conocido en los juzgados de la capital en los que había trabajado durante años, entró al establecimiento sin ser visto y se abalanzó por la espalda sobre Sacramento esgrimiendo un cuchillo. Le asestó más de cinco puñaladas, algunas de la cuales fueron mortales, ante los gritos de los clientes que se encontraban en ese momento en la línea de caja de la tienda. Pantoja huyó del lugar y trató de esconderse en una de las calles cercanas, pero fue perseguido por un policía local fuera de servicio y por un vigilante jurado que lograron retenerle hasta que llegó una patrulla policial.
La víctima fue atendida en el lugar de los hechos por los servicios sanitarios. Una UVI móvil y varios facultativos trataron de reanimarla durante minutos, pero algunas de las puñaladas habían afectado a órganos vitales y no pudo superar la agresión. Pantoja fue detenido junto al aparcamiento del establecimiento, donde también se encontró el arma utilizada para perpetrar el crimen. La tienda permaneció cerrada durante toda la tarde y los investigadores estuvieron tomando declaración a los clientes y los compañeros de trabajo de Sacramento, consternados por lo sucedido. También se revisaron las cámaras de seguridad del establecimiento que recogieron el crimen.
La pareja había roto el pasado 13 de octubre y desde entonces Pantoja, aficionado al culturismo y padre de dos hijos, se había presentado en el lugar de trabajo de la víctima en varias ocasiones para pedirle que retomaran la relación. Fuentes del caso también han explicado que el vigilante de seguridad había llamado en infinidad de ocasiones a Sacramento para tratar de convencerla de volver juntos. Ella continuó con su vida, también era madre de dos hijos de anteriores parejas, hasta que el pasado 12 de noviembre se encontró las ruedas del coche pinchadas cuando salía de trabajar. Acudió a la comisaría de la Policía Nacional y en la denuncia apuntó a su expareja como la persona que podía estar detrás de los hechos.
La víctima también relató que, de forma paralela, había encontrado en una calle del barrio de Son Oliva y en la estación intermodal de trenes de la ciudad unos carteles en los que se ofrecía sexo y figuraba su número de teléfono. Sacramento también apuntó a su expareja como la persona de la que sospechaba como autor del cartel. Explicó a los policías que durante la relación, que se prolongó durante un año, no había sufrido episodios de maltrato pero que el hombre había cambiado de actitud después de poner fin a la relación, cuando había intensificado las llamadas de teléfono y había comenzado a presentarse en su lugar de trabajo.
Agentes de la Policía Nacional continúan investigando el crimen. Este sábado se tomará declaración a testigos y familiares de la víctima y del asesino, que ha sido trasladado al hospital de Son Espases tras intentar autolesionarse en los calabozos de la Jefatura de la Policía Nacional de Palma. Está previsto que este lunes pase a disposición judicial en los Juzgados de Vía Alemania, en los que también estuvo trabajando durante algunos meses.